viernes, 14 de febrero de 2020

Para chuparse los dedos


Hace unas semanas un conocido vino a Menorca. Según él, esperaba más ambiente festivo en las calles. Normal. En invierno estamos aquí principalmente los isleños, que no somos tantos y hacemos lo que hace todo el mundo cuando hace frío. Con esta reseña, pensé que se habría llevado mal recuerdo de la isla y lo lamenté. Pero, continuó diciendo que había encontrado algo que le había encantado: las panaderías-pastelerías. ¡Oh sorpresa! Me gustó saber de su descubrimiento y le di la razón. Las panaderías de Menorca son un pozo sin fondo: cocas saladas con sofrito, con aceitunas, con berenjena y tomate, con tomate solo, panecillos con sobrasada, empanadas de carne, "rubiols" (empanadillas) con espinacas, otros con pescado, y cocas dulces con albaricoque y azúcar, con crema, ensaimadas vacías y ensaimadas rellenas con cabello de ángel, con crema, con chocolate, bizcochos (pudin, en menorquín), "cocas bamba" (la ensaimada menorquina), "pastisets" y un sinfín de cosas buenas más. La oferta varía de una panadería a otra. Difícil probarlo todo, aunque todo está de chuparse los dedos.

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