domingo, 24 de febrero de 2013

Nieve, casi a nivel del mar



   © A.Sánchez de Vicente

No suele nevar en Menorca. Se decía que nevaba cada tantos años, treinta o así, pero eso era antes. En los últimos años lo hace con más frecuencia. Nevó el año pasado a principios de febrero y este fin de semana, el último de febrero, lo intentará otra vez. La cuestión es que, a los menorquines, las predicciones de nieve nos toman por sorpresa y nos producen cierta inquietud. En cualquier caso, cuando nieva lo hace poquito (... hay excepciones como la de la foto) y la nieve permanece en el suelo también poquito, suficiente para que quien más quien menos haga alguna foto para inmortalizar el momento, por si acaso no vuelve a nevar en los próximos 29 años. 


domingo, 17 de febrero de 2013

Vivir en una isla pequeña

   © JM de Vicente

Menorca tiene casi 702 Km2 o 70 mil hectáreas; el 20% del tamaño de Mallorca y más o menos el    tamaño de Singapur. Evidentemente los menorquines estamos encantados de vivir aquí y casi no le vemos desventajas al que sea una isla pequeña,—digo casi, así que algún día tendré que explicarlo—. Pero para los que viven en la península, en tierra firme, y en particular en ciudades grandes, lo de vivir aquí se ve con cierta aprensión, tal vez porque no tenemos centros comerciales, porque la distancia de punta a punta sólo es de unos 45 Km. y por tanto correr no tiene mucho sentido, o porque no tenemos estación de tren, ni pistas de esquí, ni contaminación, o quien sabe porqué.

Una de las cosas más interesantes y sorprendentes de la experiencia de vivir en Menorca, sobre todo después de haber vivido fuera una época, es la de que el tiempo es como de chicle —se estira y se encoge a satisfacción. Los días son largos, cualquiera que sean las horas de luz, y dan para hacer muchas cosas, o por lo menos varias. Además el estrés, …casi no existe.

jueves, 14 de febrero de 2013

La foto de fondo



Esa es la foto del fondo del blog. Es la punta más septentrional de Menorca y de las Baleares, el Cabo de Cavallería. No hay más tierra entre esa punta y la costa francesa, que está mucho más al norte. Un acantilado de unos 90 metros de altura y el faro que se levanta imponente, retando a los vientos de tramontana y anunciando la isla a los visitantes que llegan por mar...

martes, 12 de febrero de 2013

Presentación


Puesta de sol al sur






"Era una isla encantada,
perdida en medio del mar...

A caballo de grandes olas,
de unas olas de cristal,
la azotaba el viento norte
con furia de vendaval,
llevando en sus grandes alas
blancas espumas de mar,
llenas de sueños de luna,
llenas de yodo y de sal. "

Comienzo del preludio de "Era una isla encantada..." de Gumersindo Riera Sans (traducción libre del menorquín)