Menorca tiene casi 702 Km2 o
70 mil hectáreas; el 20% del tamaño de Mallorca y más o menos el tamaño de
Singapur. Evidentemente los menorquines estamos encantados de vivir aquí y casi
no le vemos desventajas al que sea una isla pequeña,—digo casi, así que algún
día tendré que explicarlo—. Pero para los que viven en la península, en tierra
firme, y en particular en ciudades grandes, lo de vivir aquí se ve con cierta
aprensión, tal vez porque no tenemos centros comerciales, porque la distancia
de punta a punta sólo es de unos 45 Km. y por tanto correr no tiene mucho
sentido, o porque no tenemos estación de tren, ni pistas de esquí, ni
contaminación, o quien sabe porqué.
Una de las cosas más interesantes y
sorprendentes de la experiencia de vivir en Menorca, sobre todo después de
haber vivido fuera una época, es la de que el tiempo es como de chicle —se
estira y se encoge a satisfacción. Los días son largos, cualquiera que sean las
horas de luz, y dan para hacer muchas cosas, o por lo menos varias. Además el
estrés, …casi no existe.